DOCUMENTADO DESDE 1475 A 1515 EN BECERRIL DE CAMPOS (PALENCIA)
41. Virgen de la Leche
(Hacia 1500)
Escultura en madera dorada y policromada
Medidas: 107 cm.
Se desconoce su origen aunque en sus esculturas hay ciertos convencionalismos y formas de hacer del gótico tardío en el Bajo Rin, Limburgo y Westfalia. Se supone que es germano u holandés de nacimiento. Tampoco se sabe cómo llegó a España, su primera obra conocida fue una magnífica Dormición de La Virgen para la catedral de Valencia. Parece ser que partió enseguida para Castilla, instalándose en Becerril de Campos, Palencia. Allí montó un gran taller que abastecía de esculturas a toda la provincia y a Valladolid. Vivió desahogadamente de su trabajo colaborando con los mejores pintores del momento. Hacia 1490 colabora con Pedro Berruguete en el famoso retablo de la iglesia de Paredes de Nava y en el de Santa María de Becerril, en Monzón de Campos con el Maestro Alejo (antes Mto. de Sirga), en la sillería de la Catedral de Oviedo y en el retablo de la Catedral de Palencia. Además de los sepulcros en piedra, su obra está compuesta por tallas devocionales en madera policromada como la Magdalena de la Catedral de Palencia, vírgenes con niño, apostolados, anunciaciones, cristos, santos y ángeles con unas características concretas, muy particulares.
En Tierra de Campos se localizó un grupo importante de esculturas con un estilo muy personal del gótico tardío. Weise y Wattemberg, uno en los años veinte del siglo pasado y otro algo más tarde, comprobaron las mismas características en otras esculturas en Valladolid y Medina de Rioseco y le identificaron como Maestro de la Santa Cruz o Diego de León. En 1969 Martín González y Vandevivere, tras estudiar el retablo de la catedral de Palencia identificaron en unos documentos el contrato de la Magdalena que ocupa una hornacina en la parte superior y un San Juan Bautista que parece ser el que posee el Museo Marés de Barcelona.
El obispo Diego de Deza, había financiado el retablo de la Catedral de Palencia y decide excluir las esculturas de Alejo de Vahía al conocer el Renacimiento. Contrata a Felipe Bigarny para esculpir nuevas esculturas para el retablo. El cabildo retira entonces la Magdalena que pasa al taller del ensamblador Pedro de Guadalupe y vende el San Juan Bautista. En 1509 el obispo decide cambiar el retablo a la capilla en que se encuentra actualmente, coloca la santa en la parte alta del mismo y contrata a Juan de Flandes para las pinturas.
Hay esculturas de Alejo de Vahía en varios museos de Europa y América y en colecciones particulares. En la provincia de Palencia su producción fue muy importante, fue un escultor muy apreciado y popular, sus esculturas góticas todavía, eran del gusto de Castilla donde tardó en entrar el Renacimiento. Su estilo tardo gótico renano se hispanizó con el contacto de la Tierra de Campos, como les sucedió a casi todos los pintores y escultores nórdicos que trabajaron en España en esta época.
En 1974 Clementina Julia Ara Gil publica en la Universidad de Valladolid. Un estudio muy completo sobre Alejo de Vahía y sus obras. Su labor de investigación deja claras las características de su estilo y su hacer por las provincias de Valladolid y Palencia. Esta escultura de La Virgen de la Leche, la sitúa hacia el año 1.500 explicando cómo el escultor representa a María de pié mostrando el pecho según modelo habitual de la Edad Media, tratando de evidenciar la humanidad de la Virgen pero con cierto recato. Representa a una mujer joven como Madre Nutricia, con su Niño en brazos. El cabello rubio y ondulado le cae por los hombros y la espalda. La indumentaria de la Madre y el Hijo es la propia de las damas de corte y sus hijos a finales del siglo XV, la Iglesia lo utilizaba con la intención de acercar los personajes sagrados a los fieles.
Las características de esta Virgen de la Leche corresponden totalmente con las habituales de Alejo de Vahía. Los rasgos coinciden con los de la Magdalena del retablo de Palencia, única obra documentada del autor y con los de un grupo de esculturas conservado en Becerril de Campos, donde tenía instalado su taller. La frente grande y despejada, el cabello se divide por una raya central con dos ondas a la altura de las orejas, los mechones caen ondulantes sobre los hombros y espalda. El rostro oval y la barbilla apuntada, sigue los esquemas del escultor en las cejas, ojos, la nariz afilada redondeada en la punta, los labios estirados con pliegues en la comisura de la boca. El drapeado de las telas es rotundo y anguloso formando una V alargada en cuyo interior hay una serie de pliegues en V con la punta plana, característico del artista, igual que la bocamanga donde se aprecia el típico movimiento sinuoso habitual en el artista.
Entre las obras de Alejo de Vahía se conocen otras seis imágenes de la Virgen de la Leche, sólo una es sedente, las otras cinco están de pié como esta. El escultor, no repite modelos exactos, las cinco muestran variantes que las individualizan, también a su simbología. Son la Virgen de la Leche de pie, de la iglesia de Santiago en Medina de Rioseco (Valladolid), la de la iglesia parroquial de San Román, que lleva diadema, y velo. La del Louvre y el Museo Marés de Barcelona tienen la luna debajo de sus pies como mujer del Apocalipsis. Desde antiguo se le considera como símbolo de la Iglesia y madre de todos los cristianos. En esta escultura el Niño lleva una granada en la mano, que refuerza este significado.
Bibliografía de referencia: Clementina-Julia Ara Gil: “En torno al escul-tor Alejo de Vahía ( 1490-1510)”, Valladolid 1974. J.Yarza Luaces: “Ale-jo de Vahía, mestre d´imatges”, Museo Frederic Mares, Barcelona 2001