PAREDES DE NAVA 1490-1561 TOLEDO
43. San Juan
Escultura en madera dorada y policromada Medidas: 30 cm.
Fue hijo del pintor Pedro Berruguete, aprendió a pintar y esculpir en el taller familiar. En su primera época las esculturas tienen la influencia de los escultores que trabajan en Castilla, Burgos, Ávila, Valladolid y Palencia. Hacia 1507 viaja a Italia para seguir estudiando pintura y escultura. Llegó a Florencia, donde se encontró con Miguel Angel, Bramante y Leonardo da Vinci. Fue discípulo de Andrea del Sarto, formando parte del manierismo pictórico florentino, de colorido brillante y proporciones alargadas. Copió el Lacoonte, recién descubierto, por encargo de Bramante. Vasari habla de él cuando nos cuenta en su obra la vida de Sansovino.
Conoció a los maestros del Quatrocento italiano y la escultura grecolatina, admiró profundamente a Miguel Ángel, Donatello y Leonardo.
Su estilo es muy personal, un temperamento fuerte y expresivo, se refleja en sus esculturas. Tenía gran conocimiento del cuerpo humano, dominaba la anatomía, por la observación del natural y estudios prácticos. Quedó maravillado con la obra de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina, y El Juicio Final, por las anatomías, las musculaturas y el movimiento de los cuerpos. En sus obras el cuerpo y las telas se conjugan para conseguir un efecto de conjunto. Los paños se pegan a las formas y se transforman en un elemento expresionista totalmente diferente al que se complace en la deformación truculenta. Un expresionismo siempre idealista que busca la belleza en las expresiones y el movimiento, resalta los músculos, las contorsiones y deformaciones tienen el propósito de comunicar una imagen idealizada del ser humano Lo suyo es una idealización expresionista, concepto clave al que subordina todo en la obra.
En 1523 vuelve a Valladolid e instala allí su taller, dedicándose a retablos e imágenes. Trabaja por todo el país, siendo muy afamado y solicitado, en la catedral de Huesca y Zaragoza trabaja con Bigarny, después en la Capilla Real de Granada, Salamanca y Cáceres, la sillería de la Catedral de Toledo, su magnífico y más conocido, el retablo de San Benito, actualmente en el Museo de Valladolid y así cantidad de obras que se extienden por todo nuestro país. Murió cuando terminaba la obra del sepulcro del Cardenal Cisneros.
Todos los escultores de su época y posteriores están influenciados por Alonso Berruguete. Dejó un gran número de discípulos, seguidores e imitadores, los más cercanos a su obra fueron, Giralte, Manuel Álvarez, Inocencio Berruguete, Esteban Jordán y Juan de Cambray.
En este San Juan apreciamos las bellas proporciones de la figura, sus telas pegadas al cuerpo destacando sus formas y músculos, el pelo, la expresión de la boca entreabierta, los pómulos y mandíbulas muy marcados propio de la obra de Berruguete así como el cuello y el destacado músculo esternocleidomastiodeo, junto a la nuez. Las manos dejan de ser naturales para constituirse en una poética formal delicadamente expresiva y contundente. La mano derecha que sujeta el libro, en los dedos menos visibles, constituye un manifiesto singular del cuidado tan esmerado y comprometido del artista al realizar esta obra. Estas características singulares nos manifiestan la gran similitud con el más genuino y profundo estilo de Alonso Berruguete.
Bibliografía de referencia: Camón Aznar,J.: “Alonso Berruguete”, Espasa Calpe, 1980. Dickerson C.D. – Macdonald M. “Alonso Berruguete, First Sculptor of Renaissance Spain”, Washington, 2019