Bodegón
Willem Claesz Heda. 1665. Haarlem, (1593-1680)
Oleo sobre lienzo: med

El bodegón como género independiente fue muy popular en occidente desde el siglo XVII. Ya en el siglo XVI conocemos los primeros bodegones en el interior de los cuadros religiosos de Pieter Aertsen y más tarde las cocinas y los mercados de su sobrino Joaquín Beuckelaer.
Antes de 1700 contenían un simbolismo religioso y alegórico, según los objetos representados: animales, plantas, flores, frutas, conchas, joyas, también libros y calaveras, muy frecuentes en las pinturas de la época romana, como signo de lo efímero y de mortalidad. Al igual que en Italia o España aunque se consideraba un género menor, fue muy cultivado en los Países Bajos, del Norte y del Sur, donde tienen variadas denominaciones como: «bodegón de cocina», «de caza», «de desayuno», o «el bodegón monócromo»; este nace en Holanda hacia 1625 y tiene sus máximos representantes en Willem Claes Heda y Pieter Claesz. El bodegón se independizó con el nombre de «stilleven» (naturaleza tranquila o naturaleza muerta).
En los Países Bajos septentrionales con las limitaciones para pintar temas religiosos que impuso la iglesia protestante reformada, los pintores se habían quedado prácticamente sin su medio de vida. La creciente clase media holandesa, estaba sustituyendo al clero y al Estado como principales mecenas del arte. Había tradición desde los primitivos flamencos y holandeses por un realismo detallado, de símbolos ocultos y alegorías que los bodegones y las flores satisfacían esa predilección. En Holanda hubo una obsesión por los tulipanes, por lo que este género de bodegones y flores contó con gran aceptación en la época y surgió un importante y creciente mercado.
A los holandeses les interesaba el misterio del simbolismo de las flores, frutas e insectos, revivieron también el género griego antiguo de la pintura de trampantojo. Se le llamó «el pequeño engaño».
Los pintores separaron los temas siendo: «de cocina y mercado», de «desayuno y comida», «colecciones alegóricas» y «Vanitas». Estas últimas fueron muy populares, en ellas se mezclaban ostentosos objetos con frutas, flores, libros, monedas, joyas y nunca faltaba la vela consumiéndose, el reloj, de arena o de bolsillo y la calavera, recordando simbólicamente la fugacidad de la vida y un mensaje moralizante de lo efímero de los placeres de los sentidos.
Willem Claesz Heda nació en Haarlem en 1594. Fue uno de los primeros artistas holandeses en dedicarse exclusivamente al género de bodegones, se le considera uno de los pintores más destacados y reconocidos de la época, vivió acomodadamente gracias a su trabajo como pintor. Como muchos holandeses invirtió en el mercado de los tulipanes y estuvo vinculado al negocio de la cerveza por su boda con la hija de un importante cervecero. Frecuentemente vemos en sus obras copas de cerveza sobre sus blancos manteles. Perteneció al Gremio de San Lucas hacia 1631 y mas tarde fue decano.
Sus» bodegones de desayuno» son típicamente holandeses, en los Países Bajos del Norte diferencian los de desayuno con los de merienda. Los investigadores lo catalogaron como pintor de «bodegones monocromos» al igual que Pieter Claesz.
Con exquisita sensibilidad capta en sus pinturas los reflejos de todo tipo de objetos y texturas, desde la porcelana a la plata, el cristal o los tejidos, la suavidad de las ostras o la trasparencia y brillo de los cristales. En su paleta utiliza amarillos dorados, grises, verdes y marrones con toques de blanco plateado. Sus obras producen en el espectador, calma y sosiego a la vez que sensación de equilibrio. Los objetos se dibujan recortándose en un fondo neutro. Consigue una magnífica imagen de las texturas de los objetos representados, el brillo de la plata, del nacar o de los centros de porcelana, los reflejos blancos de los manteles y la transparencia de los cristales venecianos.
En los últimos años de su vida conoce a Willem Kalft, experimenta los formatos verticales y añade a sus bodegones elementos mas ricos y ostentosos como los nautilus, vasos venecianos, objetos de plata y vajillas, pero siempre dentro de una sobriedad que dista mucho de sus contemporáneos bodegonistas. Su armonía colocando los objetos es inigualable, estudia el espacio y la luz buscando su mayor equilibrio y desarrollando la perspectiva.
Willem Claesz Heda, tuvo un gran éxito en vida, lo demuestra que sus contemporáneos pintores, coleccionaban su obra. Pedro Pablo Rubens, además de admirarla, compraba sus bodegones.
Fred Meijer ha situado esta pintura en 1665, última etapa de su obra. También ha corregido la catalogación de Christie´s como fragmento de un cuadro de mayor tamaño, explicando como el maestro mismo cortó esta parte del cuadro, dejándolo en formato vertical y añadió el nautilus del centro para hacer una composición más rica y equilibrada. Ha experimentado y adoptado el formato vertical por la influencia de Willem Kalft y ha cambiado sus objetos habituales por otros mas ostentosos. Aparecen en esta obra el nautilus con sus reflejos nacarados los lujosos saleros de plata, los cristales venecianos y el brillo sedoso del mantel. La magnífica porcelana de Delft ocupa un primer plano con, sus destellantes brillos, las ostras, el cucurucho y el cuchillo adornan el conjunto con sus reflejos plateados. Toda la obra respira calma. Ha equilibrado la composición con la imagen del nautilus que destaca sobre un fondo neutro con plumas de pavo real sobre un pastel de un tono rosado que asoma a la derecha de la obra. Es un fiel exponente de la excepcional calidad alcanzada por nuestro pintor en los últimos años de su obra.
Bibliografía
Gemar Koeltzsch: Holländische stillebenmaler 17th. 1995; Klaus Grimm:
Stilleben 2001; Martina Brunner Bulst: Pieter Claesz, 2004; Sam Segal: «Willem Kalft». 1998.
Museos
El Prado y Thyssen (Madrid), Rijksmuseum (Amsterdam), Metropolitan Museum (NY), Louvre (París), Nat. Gallery (Londres), etc.