Galería Theotokópoulos

CONDOTTIERO COLLEONI

56. Condottiero Colleoni
Escultura en bronce
Medidas: 36 x 37 cm.

Escultura de bronce representando a Bartolomeo Colleoni, ex Capitán General de la República de Venecia, fue realizada por Andrea Verrocchio entre 1478 y 1490, para la plaza del Campo de San Giovanni e Paolo en Venecia. El apellido de este escultor toscano significa ‘’Ojo de la Verdad’’, se le considera uno de los artistas más importantes del Renacimiento. A su taller florentino llegaban numerosos encargos procedentes de lejanas repúblicas sabedores de la genialidad del escultor y pintor. En su taller tuvo como discípulos y colaboradores a Ghirlandaio, Perugino, Botticelli y Leonardo Da Vinci.
Bartolomeo Colleoni dejo su herencia a la República de Venecia con la condición que le levantaran una estatua ecuestre en la Piazza de San Marco. Como no estaba permitido hacerlo en esta plaza, se buscó un espacio frente a la Scuola de San Marcos y se dispuso un concurso para seleccionar el escultor. Históricamente, un condottiero era un mercenario que dirigía su propio ejército a petición de las ciudades.
Sabemos que Verrocchio en Florencia, hizo un modelo de cera a escala, mientras los demás lo hicieron de madera o cuero, que llevó a Venecia en 1488, se presentaban también al concurso Alessandro Leopardi de Venecia, y Bartomeo Bellano de Padua. La obra se le adjudicó a Verrocchio que abrió un taller en Venecia e hizo un modelo de arcilla que dejó listo para su fundición antes de su fallecimiento en 1488. A pesar de los de-seos del propio Verrocchio de que fuera Lorenzo di Credi que estaba a cargo del taller de Venecia, el encargado de terminarla

la ciudad de Venecia se lo entregó a Alessandro Leopard,i quien la terminó.
Se observa en ella los rasgos típicos de las esculturas ecuestres toscanas, cuyo mejor referente es el Condottiero Gattamelata de Donatello, la estatua ecuestre de Marco Aurelio en Roma, e incluso los caballos de bronce de la basílica de San Marcos de Venecia. Verrocchio analizó con todo cuidado el cuerpo del caballo, ya que en su violenta y dinámica postura, se puede apreciar el entramado de venas y músculos que conforman su anatomía. El escultor ha captado a la perfección el carácter airoso e impulsivo del animal, que alza la cabeza hacia atrás, realzando su robusto cuello.
La descripción del caballo coincide con el rostro del jinete, quien cabalga mirando con aire desafiante a los espectadores que se congregan a su alrededor. El conjunto está lleno de movimiento y plasticidad tridimensional, así como de cierto sentido clasicista y serenidad que contrasta con la intensidad interior del personaje principal y su montura.
Esta magnífica réplica del siglo XIX de excepcional calidad, nos muestra un refinado repasado y cincelado a mano, con sus toques dorados y una bella pátina, que no es frecuente ver en las esculturas de diferentes tamaños que se han reproducido en el siglo XIX y XX.

Bibliografía: Kjellberg Pierre: “Los bronces del siglo XIX”, Les editions de l´amateur 1989