A partir del modelo de Lorenzo Ghiberti (1378-1455) Florencia, Siglos XVI-XVII
Bronce. 41,5 x 37,5 x 8 cm
En 1401, el concurso para la decoración de la segunda puerta de bronce del Baptisterio de San Giovanni en Florencia, se convirtió en un gran acontecimiento social y cultural que contó con un jurado compuesto por treinta y cuatro expertos.
Los artistas que participaron fueron siete: Jacopo della Quercia, Francesco di Valdambrino, Simone da Colle Val d’Elba, Niccolò di Piero Lamberti, Niccolò di Luca Spinelli y dos escultores de poco más de veinte años, Filippo Bruneleschi y Lorenzo Ghiberti. Los siete fueron requeridos para representar una única escena: el Sacrificio de Isaac. Según relató Giorgio Vasari, además de proponer el tema, los organizadores dispusieron el escenario, las figuras y los animales. También cómo debían representar los dos personajes protagonistas, el ejecutor (Abraham) y la víctima (su hijo único Isaac) con expresiones opuestas, en un paisaje realista con un ángel entre árboles sujetando la mano de Abraham y dos jóvenes con un asno en la lejanía.
La nueva puerta tenía que seguir el mismo esquema que la primera, realizada por Andrea Pisano en 1330, por lo que los relieves debían estar enmarcados en medallones cuadrilobulados dentro de un marco con clavos decorativos y cabezas de leones.
Lorenzo Ghiberti utilizó como modelo para la figura de Isaac un torso helenístico, mientras que Bruneleschi reprodujo en uno de los servidores de Abraham una de las estatuas más emblemáticas de la ciudad de Roma: el Niño de la Espina. El jurado decidió que los dos compartieran el proyecto, pero Bruneleschi renunció porque pretendía hacerlo sólo, así que finalmente fue adjudicado a Ghiberti.
Aunque el concurso se hizo pensando en el lado norte del baptisterio, después se pasó a la puerta Este y, como en ese lado no se podían tratar temas del Antiguo Testamento, la escena requerida para el concurso no pudo ser incluida. Por tanto, los dos relieves se conservan en el Museo Nazionale del Bargello. El de Ghiberti está parcialmente dorado, y tiene unas dimensiones de 44 x 38 x 10,5 cm. Los trabajos para ejecutar los 28 relieves de la puerta le llevaron veinte años, hasta 1424, y por su taller pasaron y se formaron escultores como Donatello, Michelozzo, Ucello, Masolino, Pollaiuolo y Filarete.
Giulio Carlo Argan en su Storia dell’arte italiana describió de manera magistral el relieve de El Sacrificio de Isaac creado por Ghiberti: «Su cultura clásica le sugirió una referencia, el Sacrificio de Ifigenia. Y una interpretación alegórica del hecho histórico: la renuncia a los afectos personales por la obediencia a un imperativo superior. No representa un drama, pero evoca un antiguo rito de sacrificio. Las figuras están vestidas a la antigua, el frente del altar tiene un friso clásico: sabemos así que el hecho ha ocurrido en un tiempo remoto y no tiene más fuerza dramática. Isaac en un bello acto de ofrecimiento, presenta las proporciones perfectas del cuerpo desnudo; Abraham arquea la alta figura con un garboso movimiento.
A fin de que la mirada pueda detenerse en la belleza de los detalles, la historia tiene un tiempo ralentizado: una larga pausa rítmica cae entre el hecho principal y el secundario, entre la escena del sacrificio y los siervos que permanecen al pie del monte. La señal, cortando diagonalmente el campo, una elevada cresta de roca, que actúa también de pantalla reflectante y regula la iluminación de las dos partes. Esta línea transversal coordina también dos órbitas de movimiento. La larga curva sesgada de Abraham y la opuesta más breve e inversa, del cuello del asno. Estos ritmos de movimiento encuentran un eco en las curvas de la cornisa: el movimiento no se concentra en una acción, se disipa en el espacio luminoso. De hecho, la acción está aún en suspenso: Abraham no ha dado el golpe, el ángel está lejos en el cielo, Isaac no está aterrorizado, el carnero está en el monte. Busca proporcionar paisajes y figuras; estudia las hendiduras de la roca y la frondo-sidad de los árboles, hace deslizar las luces largas y planas y las resalta, canaliza las sombras en las ranuras de las formas. Evoca vestimentas antiguas, inserta adornos clásicos, reencuentra, quién sabe cómo, el gusto pictórico e incluso la cadencia poética de los relieves helenísticos».
Por su parte, continua afirmando Argan: «el relieve de Bruneleschi es un duro contraste con toda aquella estética, e invoca directamente a Giovanni Pisano. Casi textual en el gesto del ángel, en el asno, en el arcaísmo del paisaje». 1
La técnica empleada por ambos escultores fue diferente. Bruneleschi hizo moldes con todas las figuras y utilizó piezas individuales que después se colocaron dentro del marco de bronce. El método de Ghiberti, esculpir la escena en una sola pieza, resultó más ligero y económico.
Las diferencias entre el relieve que se presenta aquí y el modelo de Ghiberti son las siguientes: el tamaño es menor, 41,5 x 37,5 x 8 cm frente a los 45 x 38 x 10,5 cm del original (quizá porque no se tuvo en cuenta el marco). Tampoco presenta signos de haber estado dorado y el acabado en conjunto está menos detallado.
Un estudio de termoluminiscencia realizada en 2001 aportó datos sobre la fecha de ejecución, datándolo entre los siglos XV-XVII, un amplio margen sin duda, pero que sirve para afirmar que se trata de un sobre modelado realizado en Florencia a partir del original, durante esa época y no durante los siglos XVIII.
Bibliografía: Kjelberg, Pierre: “Les bronces du XIX siecle”, Les editions de l´amateur. 1989