VALENCIA PRIMER TERCIO SIGLO XVI
4. Adoración de los pastores
Óleo sobre tabla
Medidas: 76 x 58,5 cm.
En el siglo XVI, la ciudad de Valencia, por su contacto con Italia a través del Mediterráneo y el mecenazgo de los aristócratas valencianos, fue un centro pictórico muy importante en el que destacaron los Hernandos: Fernando Llanos y Yáñez de la Almedina. Los orígenes de ambos pintores se encuentran en la Mancha y debieron ser coetáneos, ya que se piensa que nacieron entre 1465 y 1470. En cuanto a sus primeros pasos en el ámbito del arte de la pintura, sólo conocemos su estancia en Italia, concretamente en Florencia, y regresaron en 1506 para instalarse en Valencia donde revolucionaron el panorama artístico. Los dos manchegos coinciden en el retablo de la catedral de esta ciudad (contratado en 1507) y de ahí radica otra de las dificultades en cuanto a su estudio. Su estilo, con ecos de Leonardo, es muy semejante y confirma a los historiadores que uno de ellos colaboró con Da Vinci en la ejecución de la Batalla de Anghiari. Así, la fortuna crítica de Yáñez y Llanos los convirtió en dos figuras inseparables hasta 1513, cuando Llanos marcha hacia Murcia, donde fallece en 1522 o 1525; sin embargo, Yáñez permaneció en Valencia unos años más, para acabar regresando a Almedina, población en la que permaneció hasta su muerte en 1537.
En esta tabla, los pintores retoman un tema muy habitual en la época: la Natividad. Captan el momento en que los pastores, después de haber sido avisados por los ángeles del Nacimiento de Cristo, acuden al establo donde se había producido el acontecimiento (Lc2, 8-17). En efecto, en la obra podemos observar a la Virgen y al Niño recostado sobre el manto de su Madre. San José, arrodillado sostiene una vela, como símbolo de que Cristo es la Luz del Mundo. La Sagrada Familia también está rodeada de los ángeles que anunciaron la Venida de Cristo, acercándose a la escena en un rompimiento de gloria que podemos observar en la parte superior del cuadro. No podían faltar la mula y el buey, que sólo son citados en el Pseudo-Mateo, pero que alcanzaron una gran difusión a nivel popular
En esta obra es evidente la modernidad del renacimiento del cinquecento que importaron. En primer plano, se encuentra el grupo de la Sagrada Familia, formado por figuras monumentales de perfiles leonardescos. Alrededor se disponen los pastores, los ángeles y hasta la mula y el buey, que asoman la cabeza por encima de un murete para contemplar la escena. En la composición subyace un gusto gotizante, en la que María y José destacan en el primer término, arremolinados por el resto de personajes. El color y el dibujo de paños, manos, rostros y cabezas de animales se conjugan de tal manera, que imprimiendo un movimiento sobre la escena éste se impone y rompe con la remarcada simetría de la composición. Al fondo, detrás de todos los personajes, se abren huecos por los que se deja ver un paisaje en tonos azulados que contrasta con los tonos terrosos y rojizos del primer plano. Así mismo, el artista juega con las luces y las sombras, creando zonas tenebrosas y otras extremadamente luminosas, como sucede en el rostro de la Virgen. Los colores cálidos y fríos se suceden contrastándose armónicamente; los pintores experimentan y buscan la originalidad, dando de este modo pasos en un estilo que felizmente marcó un hito en la Historia del Arte.
Bibliografía de esta obra: Ibañez, P. M.: “Fernando Llanos”, Universidad Castilla-La Mancha 1999; Ibañez, P. M.: “Una Natividad de Fernando de Llanos”, Anticuaria nº 204, abril 2002.
Bibliografía referente a este autor: “Los Hernandos, Pintores Hispanos del entorno de Leonardo”, Valencia 1998.
Museos que poseen obra de este autor: Catedral de Valencia, Catedral de Cuenca, Museo del Prado (Madrid), Museo de Bellas Artes (Valencia), Museo de Bellas Artes (Murcia), etc.