Los israelitas con el arca de la alianza, cruzando el mar rojo
Hieronymus Francken III (1611-1661) y
Frans Francken II (1581-1642). Amberes
Óleo sobre tabla med: 73 x 53 cm.

Amberes tras su florecimiento a principio del siglo XVI, vivió una época difícil cuando la República Holandesa bloqueó el paso de los barcos por el Escalda. Estuvo envuelta en cuestiones político-religiosas en las revueltas iconoclastas de 1566 que dieron como resultado la destrucción de muchas obras de arte religioso. En 1585 Amberes fue conquistada por los españoles de Alejandro Farnesio. En esta zona de los Países Bajos, solamente fue reconocida la fe católica. Los gobernadores Alberto e Isabel junto con los jesuitas la fomentaron y dictaron leyes para restaurar los centros de culto. Con el armisticio entre España y las Provincias del Norte en 1609, mejoró la economía de Amberes. Por un lado, la comunidad mercantil que estuvo integrada principalmente por la burguesía, eran los patronos de las artes, estos se habían enriquecido con el comercio, y fomentaron el coleccionismo de pintura de pequeño formato adecuada al tamaño de sus habitaciones burguesas. Por otro lado, las iglesias, monasterios y conventos, contrataban artistas para redecorarlos. Se pintaron grandes retablos y pinturas de gran tamaño para las iglesias y catedrales. Todo esto contribuyó a la pujanza de las cofradías de pintores. Además, los comerciantes que llegaban a la ciudad a través del rio Escalda, se habían acostumbrado desde principio del siglo XVI a comprar pinturas en los numerosos talleres y mercados instalados por toda la ciudad. Con la llegada del siglo XVII Amberes renació de nuevo, se crearon grandes talleres como los de P.Pablo Rubens o Jacob Jordaens, centros de publicaciones de grabados e ilustraciones etc.
Entre los talleres de la ciudad, destacó el de la familia Francken: tres generaciones de pintores, desde 1520 hasta 1717. Estaba formado por padres, hijos y nietos. La dinastía Francken surgió hacia 1520 en Herentals. Su fundador fue Nicolás Franken (1520-1596) este envíó a sus tres hijos: Frans I, Hierónymus I y Ambrosius I a trabajar en el taller del afamado pintor Frans Florís que había viajado a Roma y estaba impregnado de las obras de Miguel Angel y Rafael. A su vuelta de Italia empapó de este espíritu a la primera generación de la dinastía Francken. Hieronymus I se trasladó a París para convertirse en pintor del rey Enrique III y Luisa de Lorena, Frans I y Ambrosius se quedaron en Amberes, enseñando a sus hijos el oficio de pintor. Los hijos de Frans I: Frans II, Hieronymus II, Thomas II y Ambrosius II, forman la segunda generación. Frans Francken II, es el genio de la familia, junto a sus hermanos e hijos: Frans III, Hieronymus III y Ambrosius III, renueva por completo el taller familiar, distanciándose del concepto romanista de sus antecesores.
En este contexto histórico priman las obras de carácter, religioso, bíblico y algunas alegorías impregnadas de humanismo cristiano. Frans Francken II es inventor y creador de nuevas ideas como las» llamadas colecciones de arte pintadas» que tuvieron gran aceptación por un publico culto y un coleccionismo burgués que le gustaba verse representado con sus pequeños cuadros y sus objetos, bronces, relieves instrumentos científicos etc. La fama y el prestigio del taller de los Francken se extendió
por toda Europa, los encargos se multiplicaban y se exportaban a todos los países.
Hieronymus Francken III fue el segundo hijo de Frans II, nació en Amberes en 1616, el padrino fue su abuelo Frans I, se crio como sus hermanos en una familia de dos generaciones de pintores. Como ellos sigue los modelos de su padre, pero con variantes y algunas creaciones originales suyas. El éxito de Hierónymus es según Ursula Härting, adoptar el lenguaje formal, los esquemas compositivos y los temas de su padre. Fascinan sus vivos colores, sus matices, utiliza sus mismas veladuras en refinados y voluminosos mantos y en los preciosos vestidos de sus modelos femeninos. Sus tonos son los amarillos y rosas realzados con rojos y azules brillantes, en una pintura empastada y gruesa a veces y suave y velada otras. Detalla los accesorios de sus personajes, collares, pulseras, joyas en general y se preocupa de los gestos y las expresiones faciales. Hieronymus trabajó siempre muy cerca de su padre, cuando pinta los modelos de Frans II es difícil diferenciarlos, incluso los suyos propios parecen de Frans II, con sus ropajes pintados a base de veladuras que ondulan al viento y ese refinamiento propio heredado de su padre. Tiene muy pocas pinturas firmadas.
Esta es una composición compartida con su padre Frans Francken II. Muy difícil de distinguir la parte que corresponde al padre Frans II y la del hijo. Posiblemente es una colaboración como otras muchas entre los dos, en la que no es fácil diferenciarlos. En esta pintura refinada y adornada con minuciosidad vemos a unos grandes artistas que se preocupan por los detalles, las fisonomías de los personajes las veladuras en los ropajes y el brillo de los colores. Su gran calidad nos lleva a pensar en una colaboración entre Frans Francken II y Hieronymus III. El refinamiento de la materia, los adornos las joyas y las veladuras de los vestidos de las bellas mujeres con niños al borde del mar, el rico atuendo de los personajes del primer plano con sus turbantes y plumas y engalanadas telas, al igual que los portadores del arca de la alianza son propios de Frans Francken II.
Bibliografía
Härting Ursula: Frans Francken II. Die Gemalde, 1989,
– Studien sur kabinet des Francken II, 1983,
– La Dynastíe Francken. Expo. Museé de Flandre, Cassel, 2020
Museos:
Museo de Bellas Artes de La Rochelle (Francia); Karlshure, Staatl. Kunsthalle; Museo de Bellas Artes de Besancon; Mu-seo de Bellas Artes de Nantes; Alta Pinacoteca de Munich; Museo de Condé, Chantilly; National Museo de Estocolmo, etc.