Galería Theotokópoulos

MAESTRO DEL PAPAGAYO - Virgen con niño

AMBÉRES PRIMER TERCIO SIGLO XVI
13. Virgen con Niño
Óleo sobre tabla
Medidas: 25,5 x 35 cm.

El Maestro del Papagayo aparece mencionado por primera vez por Friëdlander en la revista Phoebus en 1949 que opta por denominarle con este nombre, al observar que este ave se repite en las tablas de “Virgen con Niño” que le habían sido atribuidas. Activo en Amberes durante el primer tercio del siglo XVI, se cree que viene de Brujas, como otros muchos pintores, al trasladarse en este siglo el centro económico y artístico de una ciudad a otra. Es pintor de temas religiosos, especialmente Vírgenes con Niño y retratos. Está influenciado por Joos van Cleve, Gossaert, Benson y Pieter Coecke. Algunos historiadores creen ver en las obras que se le atribuyen, diferentes manos y la posibilidad de que no fuese un solo pintor, sino varios los que están agrupados bajo el mismo nombre. Frecuentemente se le confunde con el Maestro de las Medias Figuras, especialmente en las pinturas que representan la imagen de María Magdalena, que por sus indumentarias, más que una Santa, parecen damas de la corte de Margarita de Austria.
El asunto iconográfico de la “Virgen de la Leche” (Galaktro-phousa) por el que María aparece amamantando a Cristo, fue representado por primera vez en una catacumba fechada en el siglo II. Dicha representación se difundió en Occidente, especialmente durante el Gótico, cuando se convirtió en una de las iconografías más comunes, ya que actuaba como símbolo de la relación humana y por lo tanto, materno-filial, entre la Virgen y el Niño. Como podemos comprobar, en el siglo XVI, el Maestro del Papagayo continuó con esta iconografía. En la obra, se nos muestra a la Virgen con el Niño en el interior de una estancia que se abre al paisaje mediante un vano colocado a la derecha de la composición. Madre e Hijo se encuentran

detrás de un antepecho de calidad marmórea que ayuda a marcar la perspectiva y la profundidad de la escena. María observa dulcemente a su Hijo, quien a su vez se dispone a alimentarse del pecho de su madre, mientras mira al espectador en otro recurso que también redunda en esa continua búsqueda del espacio por parte del pintor flamenco.
Como vemos, el Maestro del Papagayo no permanece impermeable ante las investigaciones pictóricas de la época, ni tampoco a las corrientes que tendían a representar a la Virgen y a las Santas, como mujeres vestidas a la manera de la corte de Margarita de Austria. Muestra cierto apego por la tradición anterior al colocar tras la Virgen un paño de honor, muy habitual en obras de otros pintores anteriores, como Gossaert, Cleve o los primitivos flamencos. En esta pintura podemos reconocer los rasgos estilísticos del Maestro del Papagayo en una primera época, quien gustaba de realizar figuras casi infantiles de miradas dulces y elegantes a través de las que conseguía plasmar los sentimientos de humanidad: rostros amables, nariz fina y estrecha, ojos rasgados con mirada baja, cabello con pequeños rizos casi dorados y elementos decorativos empastados con alto relieve.

Bibliografía de esta obra: Catálogo Feriarte.
Bibliografía referente a este autor: Friedländer, M.: “Early Netherlandish Paintings”, vol. XII, Bruselas, 1972. Marlier, G.: “Pierre Coeck d’Alost”, Bruselas, 1966. Díaz Padrón, M.: “Revista Goya”, 1991.
Museos que poseen obras de este autor: El Prado (Madrid), MRBAB (Bruselas), Fine Arts Gallery (San Diego).