Galería Theotokópoulos

Marco Aurelio ecuestre

Roma, c. 1565-1585
Bronce. 37 cm de altura (el jinete: 32 cm; el caballo: 32 cm)
Pedestal de mármol blanco: 19,5 x 32,5 x 16,5 cm con las inscripciones que aparecen en el original

Marco Aurelio, emperador romano entre los años 161 y 180, fue la única estatua monumental ecuestre que se conservó durante la Edad Media porque, identificada erróneamente como un retrato de Constantino, fue admirada y respetada por toda Cristiandad. El Papa Clemente III la instaló en 1187 en el Palacio romano del Laterano. Mucho después, Sixto IV (1471-1484) ordenó trasladar un grupo de bronces clásicos al Palacio de los Conservadores, en el Capitolio, entre los que se encontraban El Espinario, La Loba y Marco Aurelio ecuestre. En 1538, Paulo III encargó a Miguel Ángel remodelar el diseño de la plaza en cuyo centro se instaló la estatua del Emperador sobre un nuevo pedestal. Allí se ha conservado hasta hace pocos años cuando, por motivos de conservación, fue sustituida por un vaciado moderno y expuesta en el interior del Palazzo Nuovo.
Marco Aurelio ecuestre es una de las obras más reproducidas de la Antigüedad. Los primeros broncistas del Renacimiento, Filarete y Antico, hicieron copias a tamaño pequeño. El primero, mientras se encontraba en Roma esculpiendo los relieves de una de las puertas de la basílica de San Pedro, entre 1433 y 1435 (aunque la dedicó más tarde a su patrono Piero de Medici y actualmente se encuentra en el Museo de Dresde). El segundo, Pier Jacopo Alari Bonacolsi apodado «Antico» realizó al menos dos versiones para sus patronos los Gonzaga. Una de ellas, que apareció en el año 2000 en el comercio de antigüedades, pasó a formar parte de la Colección Liechtestein de Vaduz y se expone en Viena. Está dorada parcialmente, como los mejores bronces autógrafos de Antico, y tiene una altura 39 cm. Pudo ser un obsequio de Francesco Gonzaga a Carlos V durante una de sus visitas a Mantua en 1530 o 1532.2
En el taller de Severo Calzetta, uno de los broncistas más prolíficos del Cinquecento, se hicieron ejemplares que interpretaron el modelo con libertad y tienen en común las caracolas u otros objetos que, colocados sobre su base, los convirtieron en objetos útiles, característico del escultor de Rávena.

3 Algunas estatuillas siguieron el modelo de Marco Aurelio ecuestre con absoluta fidelidad, como los ejemplares firmados por Ludovico del Duca (act. Roma, 1551-1601) que se conservan en Florencia, Museo Nazionale del Bargello;4 Berlín Museo Bode;5 y Madrid, Museo Arqueológico Nacional.6 Tienen una altura aproximada de 24 cm y las tres están fundidas sobre una base plana oval.
En Colección Liechtenstein hay otra versión de bronce con pátina marrón clara, de 38, 5 cm, que está atribuida a Giovanni Francesco Susini (h. 1575-1653), que la realizó en Florencia, durante el segundo cuarto del siglo XVII.
Dado el gran éxito que tuvo, a finales del siglo XVIII, el taller de los Zoffoli, en Roma, incluyó este tema en su catálogo de venta de copias de «el Antiguo» como: «Marco Aurelio a cavallo di Campidoglio…40».7

En el Museo de Dresde hay una versión firmada por Giacomo Zoffoli, fechada en 1763 que tiene 40, 2 cm de altura y fue enviada por Clemente XIII al Elector de Sajonia ese mismo año. La caída del manto en vertical es una característica que no aparece en otras piezas.8 Una versión del taller de los Zoffoli se conserva en Madrid, en el Museo de la Fundación Lázaro Galdiano, tiene 39 cm de altura y un pedestal también en bronce que imita al diseñado por Miguel Ángel.
La catalogación de las reproducciones de Marco Aurelio ecuestre resulta extremadamente difícil porque la mayoría de los escultores siguieron el modelo original. Para poder fecharlos son fundamentales la pátina, el tamaño, y el tipo de pedestal. Cuando se imita el que diseñó de Miguel Ángel, sabemos que tiene que ser posterior a 1565.
La versión que se da a conocer en este estudio, no sólo reproduce la estatua monumental con exactitud, sino que también incluye el pedestal creado por Miguel Ángel. Todo el conjunto ha sido vaciado y cincelado con detalle. La figura del jinete ha sido fundida aparte por lo que se puede separar y observar el interior. Éste presenta las características de los bronces originales de los siglos XVI y XVII. El rostro está realizado con gran detalle, con las pupilas horadadas. En la mano izquierda lleva el anillo. Las sandalias, el caballo y los ropajes han sido acabados con minuciosidad. La pátina oscura es original.
El ejemplar más próximo a éste es el que se conserva en Baltimore, Walters Art Gallery. Parcialmente dorado, el pedestal es idéntico en forma y tamaño, (excepto por su decoración en los dos lados más cortos). El jinete también ha sido fundido por separado y el tamaño es muy similar: 34, 5 cm de altura (53,3 cm con el pedestal).
Por todo lo anterior, se puede concluir que nos encontramos ante una magnífica versión de Marco Aurelio ecuestre, que tiene un valor histórico y artístico, testimonio de la destreza técnica que lograron los escultores en su afán por emular el arte antiguo.

2. Mantua, principios del siglo XVI, parcialmente dorado, ojos incrustados en plata, 38,5 cm. A. Radcliffe, «Portrait équestre de Marc Aurèle», Cat. Exp. Carolus, Gante, 1999, nº 146; Cat. Expo. Les Bronzes du Prince de Liechtenstein. Chefsd’ oeuvre de la Renaissance et du Baroque, J. Kugel (ed.), catálogo de A. Kugel, París, 2008, p. 85, nº 3.

3 C. Avery y A. Radcliffe, «Severo Calzetta da Ravenna: New Discoveries», Studien zum eu
ropäischen Kunsthandwerk. Festschrift Yvonne Hackenbroch, Munich, 1983, pp. 107 y ss.
4 Cat. exp. Firenze e la Toscana dei Medici nell’ Europa del Cinquecento, Florencia, 1980,
nº 662.
5 Cat. exp. Natur und Antike in der Renaissance, Liebieghaus, Fráncfort, 1985, nº 58.

6 R. Coppel, Bronces italianos del Renacimiento en el Museo Arqueológico Nacional, Uni
versidad Complutense ,Madrid, 1989, nº 80.

7 De un palmo y medio de altura (33, 4 cm). F. Haskell y N. Penny, Taste and The Antique. The Lure of Clasical Sculpture, 1500-1900, New Haven and London, 1981, p.342.

8 H. Honour, «Bronze statuette by Giacomo and Giovanni Zoffoli», The Connoisseur, noviembre de 1961, pp. 198-205 (p. 201, fig. 4; ibídem, «After the Antique: Some Italian Bronzes of Eighteenth Century», Apollo, Marzo de 1963, pp. 194-200 (pp. 195 y ss., fig. 2).