Galería Theotokópoulos

MATTHIJS NAIVEU - Meditrina, diosa romana del vino

LEIDEN 1647 – 1672 ÁMSTERDAN
34. Meditrina, diosa romana del vino Óleo sobre lienzo adherido a tabla
Medidas: 40,5 x 32,5 cm.

La pintura barroca holandesa del siglo XVII se desarrolla durante y después la guerra de los 80 años por la independencia holandesa. El arte holandés tuvo que cambiar al igual que las tradiciones culturales. Menos idealista y más terrenal, en sus obras reflejan el detalle, el realismo heredado de los primitivos flamencos. Surgen diversos géneros de pintura y cada pintor se especializa en uno de ellos. Desde 1620 a 1672 es la edad de oro de la pintura holandesa. Las provincias unidas son la zona más rica y próspera de todo Europa, líderes del comercio, la ciencia y el arte. Una característica particular de esta pintura es que casi no hay temas religiosos, los calvinistas lo prohíben en las iglesias, aceptan los temas bíblicos para las casas pero eran pocos los burgueses que los solicitaban, el público prefería escenas de género: campesinos bailando, paisajes de ciudades, animales, marinas, flores y bodegones.
Los temas de Historia eran los que menos dinero dában, los más difíciles y los más valorados. El mismo Rembrandt dejó la pintura de Historia para hacer retratos a los burgueses y comerciantes que los solicitaban porque era en ese momento la mejor forma de ganar dinero. Los extranjeros que venían a estas tierras, se sorprendían de la cantidad de cuadros que había por todas partes: en las casas, los mercadillos, en las grandes ferias, vendían muchísimas obras. Al haber tanto pintor, pintura y competencia, los precios eran muy bajos, excepto los cuadros de los pintores consagrados que se cotizaban a muy altos precios. Las casas estaban llenas de pequeños cuadros, la calidad era muy alta. En los talleres trabajaban sólo 2 o 3 personas, el Gremio limitaba el número de empleados. Los pintores pintaban sus cuadros sin tener encargos, esto era algo que no se había hecho en ninguna época ni en ningún país. Los pintores holandeses se anticiparon al futuro.
Los artistas se preocupaban poco de la teoría del arte, que era tan importante para los italianos. Karel van Mander, pintor y tratadista, viajó a Italia y conoció la obra de Vasari, esto le animó a escribir su tratado de pintura y vidas de los pintores. Su obra “Schilder-Boeck” fue fundamental para dar referencia a los pintores flamencos de los artistas italianos.
Matthijs Naiveu nació en Leiden en 1647, era hijo de un comerciante de vinos de Róterdam, fue discípulo de un pintor sobre cristal, Abraham Toornevliet, pero de quién aprendió el arte de pintar fue de su maestro Gerrit Dou. Pintor de Leyden, muy popular y cotizado en Holanda por sus temas de género, representaba a personajes de medio cuerpo asomados a las ventanas, como si fuera un escenario. A los quince años fue discípulo de Rembrandt durante tres años. Cuando su maestro se fue a Ámsterdam, Dou

desarrolló su estilo propio, totalmente opuesto al de Rembrandt, pintaba minuciosamente superficies esmaltadas, con la técnica minuciosa de los primitivos flamencos, con lupa y pinceles que el mismo se fabricaba. Su primera obra de pintura en la ventana como un nicho fue “La Tendera”, creó un nuevo estilo de gran éxito. En la época, sus pinturas se cotizaban más que las de su maestro Rembrandt.
Las obras de Matthijs Naiveu representan generalmente escenas de género de la vida cotidiana holandesa, alegres interiores con gente bebiendo o jugando a las cartas. Sus personajes son burgueses elegantes en el interior de sus mansiones o divirtiéndose en las calles, como espectadores de obras de teatro. La visita del médico, el maestro en la escuela, carnavales, o las obras de misericordia, además de algunos complicados temas mitológicos como la “Alegoría de la Paz y Prosperidad. Fue un pintor productivo, sus cuadros tan alegres y decorativos gustaron mucho a la burguesía que se veía representada en ellos. Sus obras de primera época están muy influenciadas por su maestro Gerard Dou. Adopta el tema de los nichos en las ventanas, contándonos historias de la gente que habita esas casas, otras veces son alegorías o escenas mitológicas, como en esta pintura, donde representa a Meditrina, diosa romana del vino y la salud. Es una joven rubia con velo, coronada con frutos de la tierra y flores. Vierte vino en una gran copa de oro, plata y esmalte, mientras un segundo recipiente ya vacío reposa en el alféizar de la ventana, junto a una cesta de uvas, ramas de vid y frutas.

Las Meditrinalias eran y siguen siendo en el campo de Roma las fiestas en honor de Meditrina, se celebraban el 11 de octubre, después de la vendimia. El pintor la representa en el momento en que mezcla el vino nuevo con el de la cosecha anterior, en este rito, se bebía para conservar la salud y se pronunciaba una fórmula mágica de encantamiento sobre el poder curativo del vino: “Bebo vino antiguo y nuevo; me curo las enfermedades antiguas y nuevas”.
Esta magnífica obra de M. Naiveu es sin duda una de sus mejores pinturas de nicho, de ventana. La calidad material, el vibrante colorido de los ropajes y las luces de sus carnaciones, contrastan con la sobriedad de la grisalla de la ventana, reforzando la intensidad del la figura escultórica de Meditrina que sobresale aún más de la ventana con su rostro alegre y sonriente, como si quisiera invitarnos a la fiesta.

Bibliografía de referencia: Alexander Stuart Murray (1874). Manual of Mithology: “Greek and Roman. Las fiestas romanas del vino” – Arqueología Bíblica y Antigua.wordpress.com