Galería Theotokópoulos

PIETER COECK VAN AELST - VIRGEN DEL ROSARIO

AELST 1502 -1550 BRUSELAS
9. VIRGEN DEL ROSARIO
Óleo sobre tabla
Medidas: 107 x 70 cm.

Durante el siglo XV Amberes no era una ciudad importante como Brujas. Fue a partir de 1495 cuando se convirtió en el centro comercial y cultural más importante al Norte de los Alpes. Además de un gran número de clientes coleccionistas, ricos mecenas y prósperos comerciantes, que se habían asentado en la ciudad, por la importancia que estaba adquiriendo el puerto de Amberes en el comercio y las exportaciones. Los barcos se comunicaban con todo el continente y América. Atraidos por la prosperidad de la ciudad y la cantidad de talleres de pintura que trabajaban sin descanso para cumplir todos sus encargos, llegaban pintores de toda Europa. Entre 1505 y 1530 hubo una gran producción de retablos, trípticos y pequeñas pinturas, prácticamente sin control. La ciudad se convirtió en un crisol de culturas. Hacia 1525 algunos de los más grandes talleres de pintura, se hicieron con el control de la producción de obras de arte, estos fueron el de Joos van Cleve y el de Peter Coeck.
Pieter Coeck fue el principal y más importante artista renacentista de los Países Bajos. Fue un hombre universal, un hijo del Renacimiento, apasionado por la arqueología grecoromana y el arte antiguo. Nació en Aelst en 1502: pintor, dibujante, escultor, grabador, editor, arquitecto y traductor además de fabricante de tapices y vidrieras.
Según Karel van Mander, estudió en Bruselas con Barend van Orley, conoció a Gossaert y a Joos van Cleve, ambos pintores habían entrado en contacto con el arte italiano. Además de influenciarle pictóricamente, les unió una profunda amistad sobre todo con este último a quien nombró albacea de su testamento. Viajó a Italia atraído por “la nueva manera” y residió en Roma donde dibujó, estudió escultura y arquitectura y tuvo contacto directo con el Renacimiento italiano. A la vuelta de Italia, tradujo los tratados de arquitectura renacentista de Vitrubio y Sebastiano Serlio, gracias a los cuales se difundieron las ideas renacentistas de arquitectura por los Países Bajos. Hasta 1616 no se hizo la siguiente traducción y esta se basó en la hecha por P. Coeck.
En 1522-23 era ciudadano de Amberes trabajando en el gran taller del famoso pintor manierista Jan Meertens van Doernicke (Mto. de 1518). Algunos artistas de Amberes se apartaron de la tradición de los pintores flamencos. Surge el particular Manierismo del primer tercio del siglo XVI que rompe con el estilo tradicional de los Primitivos; estos artistas manieristas buscaban renovar distorsionando las figuras y dándoles un color y un aire fantástico, Dornicke fue el último y el más arcaizante de todos ellos. La llegada a Amberes de los cartones de Rafael, los grabados y la estancia de Durero en 1520 en los Países Bajos, cambió el panorama artístico. Aunque la clientela seguía demandando pinturas al estilo de los primitivos, algunos maestros que habían estado en Italia y conocían las novedades renacentistas, dieron un giro a su forma de pintar,

renovaron su repertorio tradicional con nuevos modelos y nuevas composiciones más acordes a los nuevos tiempos. Se les acusó de traidores a la tradición pictórica flamenca. Dicen algunos historiadores que era frecuente llevar una doble línea en sus trabajos, por un lado en los talleres se seguía trabajando a la antigua manera de los primitivos, y por otro creaban obras renacentistas. La comunidad pictórica se dividió en dos grupos: los fieles a la tradición y los italianizantes.
En 1525 – 26 Pieter Coeck se casa en con Anna Merteens van Dornicke, hija de Jan, con quien tuvo dos hijos: Peter y Michel, que también fueron pintores. En 1527 muere Jan van Doernicke, dejándoles en herencia un prestigiado taller muy asentado y productivo. Anna morirá muy pronto. Tras el fallecimiento de su esposa tuvo una relación con Antoinette van der Sant, con quien nunca se casó pero tuvo tres hijos, a los que reconoció: Antoniette, Paul, también pintor y Michel. En 1527 aparece inscrito en el Gremio de San Lucas de Amberes, como maestro y en 1537 como decano. En 1528 se hace cargo total del taller de su suegro, continuando los primeros años con sus modelos pero imponiendo su impronta y añadiendo elementos más renacentistas.
A partir de 1530 tras la muerte de Quintín Metsys, Pieter Coecke era el maestro más importante de Amberes, con un taller muy activo que exportaba a toda Europa y América. Se sabe que tuvo como aprendices en su taller a William Key, C. de Neufchatel, sus hijos Michel, Pieter y Paul y el que más tarde sería su yerno, Peter Brueghel el viejo. En 1533 viaja a Constantinopla, algunos historiadores dicen que con la idea de negociar la venta de sus tapices con el sultán Solimán el Magnífico, aunque es más probable que fuera como diplomático, ya que estaba al servicio del Emperador Carlos V como pintor y como embajador, desempeñando el mismo papel que un siglo más tarde desempeñaría Rubens en los Países Bajos.
La negociación de los tapices no se llevó a cabo, parece ser que la religión de su posible cliente, no admitía la representación de figuras humanas ni de animales. Sin embargo, aprovechó su estancia en Turquía para realizar dibujos de las costumbres de los turcos y de sus exóticos personajes, autorretratándose en alguno de ellos. Estos dibujos se convertirán a su muerte en grabados, publicados por su viuda Mayken en 1553.
Aunque el sultán no compró sus tapices, en Europa se lo disputaban en todos los reinos. Fueron clientes suyos todos los reyes de la época, el Emperador Carlos I, Francisco I, Enrique VIII, y Cosme de Médici. En 1537 Peter Coeck dirigía un taller de pintores de cartones para tapices y de vidrieras, por lo que se le otorgó un subsidio de por vida de la ciudad de Amberes, por ser el introductor de nuevas industrias y enseñar nuevos oficios en la ciudad.

Reflectografía de infrarojo. Dibujo subyacente y notorios arrepentimientos de Pieter Coeck.

A la vuelta de Turquía, en 1538-40, se casó con la pintora miniaturista Mayken Verhulst, alias Bessemers, con quien tuvo dos hijas y un hijo: Paul, Caterina y María. Esta última contraería matrimonio en 1563 con un discípulo de su padre, Peter Brueghel el viejo. Se dice que Mayken enseñó a pintar a sus nietos Peter Brueghel el joven y Jan Brueghel de Velours. En 1549 para la entrada del infante Felipe a Amberes, decoró la ciudad, fue tan impresionante su obra que se le nombró pintor del Emperador Carlos V. Murió en Bruselas en 1550 se cree que junto a dos de sus hijos víctimas de una plaga que asoló la ciudad.
Esta obra representa a la Virgen con el Niño en brazos sobre la luna creciente, coronada y rodeada de una mandorla de luz rodeada de una orla de flores pequeñas, separadas cada diez por una flor de mayor tamaño. Cinco ángeles adolescentes en su entorno, portan escudos con los instrumentos de la Pasión. Sobrevuelan el mar y un precioso paisaje que se difumina en la lejanía. Aunque Georges Marlier la titula “Virgen Inmaculada rodeada de ángeles”. En nuestra opinión es una representación de la Virgen del Rosario, iconografía popular en países flamenco-germánicos desde la Edad Media, en pinturas y grabados. Quintín Metsys la representa así en el tríptico de la Trinidad del Museo de Munich y en una Virgen Gloriosa antiguamente atribuida a él en el Museo Lázaro Galdeano de Madrid. También encontramos el mismo modelo en nuestros pintores españoles del siglo XVI, en un tríptico del Maestro de Ventosilla entre otros y en algunos grabados alemanes que sirvieron de inspiración y modelo a la Virgen de Guadalupe mejicana.
Marlier publica en su monografía “Pierre Coeck d´Alost,”una fotografía de la tabla con dos alas conformando un tríptico que al parecer, fue separado en los años 20 del siglo pasado. Las alas representaban a un lado el donante navegando en un barco y al otro la imagen de Santiago. El tríptico debió de ser un exvoto agradeciendo un buen viaje o una peregrinación a Santiago de Compostela.

La realización de esta obra fue hecha por un pintor ya muy formado, libre de las influencias de su consuegro y donde se reafirman las características propias de P. Coecke. La belleza clásica del rostro de María en el que el recorte oval es perfecto, la nariz pinzada en el centro, los labios pequeños y curvados, el hoyuelo del mentón, corresponde totalmente al ideal femenino de Coecke. Las manos con dedos cortos pero elegantes y marcando las uñas, repetirá en todos sus personajes femeninos, como La Magdalena de colección privada de Berlín, la Virgen con Niño del Museo de Lieja o en San Lucas pintando a la Virgen del Museo de Bellas Artes de Nimes.

La composición es más compleja que las pinturas anteriores, el volumen es más escultórico, las luces y las sombras modelan la imagen de María, las figuras están más movidas y más rítmicas, todos sus elementos están más cerca del gran estilo italiano.

Bibliografía de referencia: G. Marlier: “La Renaissance flamande, Pierre Coeck d´Alost”, Bruselas 1966, cap. VI, Pag 242, fig. 182. Karel van Mander: “Biografías de pintores” 1604. M. Friedlander: “Early Netherlandish Paintings”, Bruselas 1969. E. Bermejo, “La pintura de los Primitivos flamencos en España”, 1980. G. Marlier, “Pierre Coeck d´Alost”, Bruselas 1966, etc.
Museos que poseen obra de este autor: Prado (Madrid), Lazaro Galdeano (Madrid), Museo Nacional de Arte Antigua (Lisboa), Museo Nacional (Varsovia), Nacional Gallery (Londres), Rijksmuseum (Amsterdam), Hampton Court (Londres), L´Ermitage (San Petersburgo), Museo Maastricht, Museos Reales de Bellas Artes de Bruselas, Museo de Basilea, Monasterio del Escorial (Madrid), Louvre (París), etc.