FRANS FRANCKEN II – Trinidad

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FRANS FRANCKEN II – Trinidad

AMBERES 1581-1642

27. Trinidad
Óleo sobre cobre Medidas: 25,5 x 18,5 cm.

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Descripción

Nacido en Amberes, Frans Francken II es el miembro más destacado de la dinastía Francken. Su padre Frans I poseía un taller al que accedería un jovencísimo Frans II para iniciarse en los manejos del arte de la pintura. Se distanció del concepto romanista de su progenitor y según Ursula Härting lo mas seguro es que fuese formado por su tío Hieronymus I pintor del rey en París. Con tan sólo 17 años alcanzó la fama entre la burguesía de la ciudad. Fue Maestro en la cofradía de San Lucas de Amberes en 1605, decano adjunto en 1614 y decano en 1615. Tuvo un gran taller en el que trabajaban sus hijos, hermanos y sobrinos. Murió en Amberes el 6 de mayo de 1642 y fue enterrado en la iglesia de San Andrés. Frans Francken destacaba también por su faceta de miniaturista, de hecho se le conocía como “Maestro de figuras pequeñas” por la excelencia con que ejecutaba cuadros de pequeño formato y que podemos comprobar en esta “Trinidad” sobre una plancha de cobre, material muy utilizado por los pintores de esta época.
Éste es un complicado tema para la Iglesia y sus fieles, ya que se trata de uno de los Misterios de la Cristiandad, que aparece por primera vez citado en el relato del Bautizo de Cristo (Mt3, 16-17). Por esta dificultad teológica, no se conocen representaciones anteriores a la Edad Media. Posteriormente, las interpretaciones de los artistas fueron diversas, más o menos completas teológicamente, pero la que prevalece es la que toma Frans Francken II para esta obra. El esquema de la composición es un triángulo equilátero en el que se nos presentan las Tres Persnas. La Paloma del Espíritu Santo es el vértice del que irradian unos rayos que finalmente desembocan en Dios Hijo y Dios Padre, base del triángulo compositivo. Sus imágenes responden a la tradición que venía siendo habitual desde el siglo XV. Cristo, sentado a la derecha de Dios Padre, sostiene entre los brazos la cruz y mira al espectador mientras le bendice.

Además del manto rojo, color que simboliza la Pasión, en la figura de Cristo hay otros signos que nos recuerdan su sacrificio por nosotros, y es que en sus manos se pueden apreciar los estigmas que le produjeron los clavos y en el costado, la herida provocada por la lanza de Longinos. Sin embargo, ha cambiado la corona de espinas por una de oro, cuyo fulgor crea una aureola que enmarca la cabeza. Ese nimbo abstracto también aparece en la figura de Dios Padre, un anciano barbado que, al igual que su Hijo, bendice con una mano, mientras que con la otra sostiene el Orbe que indica su poder sobre el Universo.
Frans Francken II demuestra de nuevo su buen hacer con los pinceles. La elección de los colores, en los que predominan los tonos violáceos en toda su gama, es muy acertada ya que combina a la perfección con otros colores más cálidos como el rojo o el amarillo. A pesar de la irrealidad del escenario, el pintor consigue iluminar a los personajes de forma magistral, incidiendo en los puntos adecuados con el fin de resaltar el volumen de las anatomías o la caída de los pliegues. En resumen, Frans Francken II en estas obras pequeñas debía de sentir que todo le estaba permitido y se muestra dueño de una modernidad vanguardista.

Bibliografía de esta obra: Expertizada; en curso de incorporarse a la historiografía del Arte Flamenco mediante publicación científica.
Bibliografía referente a este autor: Thieme & Becker; Legrand, F. C.: “Les Peintres flamands de genre XVII s.”, Bruselas, 1963. Bernt, W.: “Die Nied. Maler 17 jh.”, 1948. Härting, U.: “Studien sur Kabinet des F. F. II”, 1983. Härting, U.: “Frans Francken II Die Gemälde”, 1989.
Museos que poseen obra de este autor: Rijksmuseum (Ámsterdam), MRBAB (Bruselas), Louvre (París), El Prado (Madrid), Academia de San Fernando (Madrid), Hermitage (San Petersburgo), Santa Cruz (Toledo), G. Borgesse (Roma), etc.