Galería Theotokópoulos

SEBASTIÁN DE SALINAS (1530-40) - SANTA BÁRBARA Y MARÍA MAGDALENA

BURGOS 1510?-TOLEDO 1564?
42. SANTA BÁRBARA Y MARÍA MAGDALENA
Esculturas en relieve, madera tallada, dorada y policromada Medidas: 26 x 97 cm.

La escultura en la primera mitad del siglo XVI en Burgos y su provincia, está claramente determinada por el taller escultórico de Felipe Bigarny, apodado “El Borgoñón”, estuvo activo desde 1500 a 1539. Bigarny era de Borgoña, llegó a Burgos haciendo el Camino de Santiago, recibió varios encargos de la Catedral, con tan gran éxito que siguieron otros en Toledo, Salamanca, Palencia etc. Volvió a Burgos en 1509 donde se instaló. En sus esculturas coexisten rasgos flamencos, borgoñones y renacentistas italianos. Viajó a Roma en su juventud, antes de 1500, su estilo inicialmente gótico, se transforma al contacto con Italia, y más tarde colaborando en Burgos con Diego de Siloé, (hijo de Gil de Siloé), que había nacido en Burgos pero había conocido en Italia el Renacimiento. Diego trabaja con Felipe Bigarny en cantidad de proyectos para iglesias y catedrales. El estilo de Siloé es más suave, más elegante, más dulce. Influye en la obra de Bigarny, dulcificando sus formas góticas y suavizando sus expresiones. No hay ningún escultor en la época que se libre de la influencia de Diego de Siloé. Como dice R. J. Payo Hernanz, el contacto de los dos escultores, crea un estilo Siloesco-Bigarniano que define la plástica burgalesa de 1520 a 1550 y que pervive en sus discípulos y seguidores, los años de mediados del siglo XVI, hasta la llegada de los Romanistas. Ambos maestros son los máximos representantes del primer renacimiento en Burgos.
El taller de Bigarny es el más importante y prestigiado de la zona. Casi todos los escultores que trabajaron en Burgos formaron parte de su taller. Algunos se independizaron formando los suyos propios, pero ninguno podía competir con el del Maestro. Después de 1530, cuando dejaron Burgos, Siloé para ir a Granada como arquitecto y Bigarny para instalarse en Toledo, aparecieron gran cantidad de talleres. Surgió un estilo ecléctico que mantenía las características de ambos escultores, el revuelo artístico de los años anteriores cesó, el decaimiento se apoderó de la ciudad y Burgos perdió la primacía que tuvo desde fin del siglo XV.
Sebastián de Salinas nació hacia 1510, fue uno de los profesionales más destacados del taller de Felipe Bigarny. En 1536 estaba a su servicio desempeñando un papel de gran responsabilidad, dirigiendo las obras en las largas ausencias del Maestro. León Picardo, el más influyente pintor de la provincia, confiaba en él. Desarrolló una importante actividad artística en Burgos y su comarca. Se relacionaba con los mejores artistas del momento: Diego Guillén, Nicolás París, Domingo de Amberes, mantuvo vivo en su producción el espíritu de la obra de Diego de Siloé y Felipe Bigarny, siendo uno de los últimos representantes de la escultura burgalesa del primer Renacimiento. Está documentado como trabajador independiente con otros maestros a su servicio desde 1539 a 1562. 

Tras la partida de Bigarny y Siloé, Sebastian Salinas montó su propio taller, contratando a varios escultores flamencos y borgoñones que habían trabajado con él en el taller del Maestro y se habían instalado en Burgos. Salinas formó parte de este estilo Siloesco-Bigarniano, al que nos hemos referido con anterioridad. Se ve en sus esculturas, sobre todo en los plegados de los paños y en los rostros. Su forma se define entre la dulzura de Siloé y las nerviosas expresiones de los rostros de Bigarny. La huella de Siloé, su elegancia, la encontramos en sus obras. En los primeros encargos que realiza como maestro independiente, se aprecia claramente la impronta de Siloé en el refinamiento y delicadeza de las expresiones y de Bigarny en las composiciones. Es uno de los últimos magníficos representantes de la escultura Burgalesa del Primer Renacimiento.
Estas dos Santas se esculpieron para un retablo entre 1530-40, cuando todavía Sebastián de Salinas trabaja en el taller de Bigarny. Son obras con características propias del escultor que ha absorbido el estilo de sus maestros. Nos recuerdan a las esculturas de los retablos de colaboración entre Bigarny y Siloé, figuras renacientes, de rostros dulces y refinados, de expresión suave, con una ligera insinuación de movimiento. Salinas ha absorbido a Diego de Siloé, ha admirado su forma de hacer, su elegancia y refinamiento, las telas de sus ropas son una mezcla entre las líneas finas y rectas de Siloé y los plegados de Bigarny, los renacientes tocados, su forma de presentarlas como damas de la época, lejos del todavía ligero goticismo de Bigarny, son más humanas, más terrenales, recuerdan a la Virgen de la Expectación de Diego de Siloé en el Museo de la Santa Cruz de Toledo, los plegados de sus ropas, el tratamiento del cabello, la suavidad de sus facciones, la dulzura de sus rostros y ese espíritu renacentista avanzado, lo ha tomado de Siloé, Bigarny es más rígido, grave y arrogante en sus expresiones. Los vestidos a la moda de la época ajustados en la cintura, las mangas abombadas y la postura de las santas, nos recuerdan a la imagen de la figura que representa a la Iglesia en el retablo de la Capilla del Condestable en La Catedral de Burgos, obra de Bigarny, muy influenciado en este momento por Diego de Siloé. Situadas en unas hornacinas propias del primer renacimiento, coronadas por angelitos que sujetan una cartela, con una magnífica y colorista policromía y un espectacular dorado. Ningún retablo ni escultura en el resto de Europa ha tenido un oro como el español. Generalmente era el pintor León Picardo quien se ocupaba de policromar los retablos de Bigarny y Siloé, como se puede ver en el excepcional de La Purificación de la Virgen y la Presentación del Niño en de la Capilla del Condestable.

Bibliografía de referencia: René Jesús Payo Herranz, “El escultor Sebastián de Salinas y las pervivencias Siloesco –Vigarnianas en los años centrales del siglo XVI”, Universidad de Burgos, 2012