50. Virgen con niño
Escultura dorada y policromada Final siglo XV-principio del XVI Medidas: 16 cm.
Al final de la Edad Media los Países Bajos fueron el centro económico y cultural de Europa. Debido al enriquecimiento gracias al comercio, surgió una clase burguesa acomodada que demandaba objetos lujosos y suntuosos, escultura, pintura, tapices, pequeños retablos y joyas, Malinas fue sede de la Corte del estado de Borgoña desde 1504 a 1530. Las llamadas “Poupeés Malinoises” o Muñecas de Malinas, son pequeñas esculturas de Santas o Vírgenes realizadas a final del siglo XV y principio del XVI, en los talleres de Malinas, que evolucionaron desde modelos góticos a los renacentistas.
Reciben este nombre por sus rasgos parecidos a las muñecas de la época, rostros redondeados, ligeramente ovalados, la frente ancha, despejada y abombada, ojos achinados y pequeños, cejas muy finas y arqueadas, nariz y boca menudas, generalmente coronadas con un turbante, rodete o corona metalizada.. Son de gran dulzura y delicadeza, reflejan una ligera sonrisa.
La parte trasera de la escultura es plana, por eso les llamaban “chuletas de Malinas”. En general la mayoría de ellas han perdido parte o toda su policromía y no podemos apreciarlas tres barras que indican las armas de la ciudad de Malinas o una pequeña M que da nombre a la ciudad y que avalaba la calidad de la policromía.
La ciudad de Malinas se especializa en los pequeños retablos y en estas figuras de Vírgenes y Santas, talladas en madera de:
tilo, peral, pino o nogal que son de reducida escala, entre 45 y 12 cm y las solicitan desde todo Europa, especialmente desde España, sobre todo como objeto de devoción. Estas pequeñas esculturas llegaban a nuestro país, como objetos preciosos gracias a la comunicación comercial mantenida por los puertos vascos y cantábricos con las costas flamencas y holandesas.
Son princesas del cielo. El idealismo gótico se encumbra con una mirada nostálgica hacia ese pasado reciente. Las cortes añoran esplendores pasados, legendarias cortes de elegancia y distinción. María virginal, juvenil pureza etérea, reina celestial, espíritu puro de elegante porte.
La exquisitez y delicadeza plasmada en los atributos femeninos más excelsos. El milagro de la encarnación de Jesús, en la sierva del Señor, elegida y ungida por el Altísimo. Los últimos y brillantes destellos de un universo ya desaparecido, de una sociedad cambiante que añora sus pasadas glorias.
Algo de ese mismo espíritu que creó las últimas catedrales configura estas pequeñas joyas. Todo en ellas es sutil, exquisito, equilibrado, armónico, rítmico, imágenes de belleza sobrenatural, expresión de la fe del fin del mundo medieval.
Bibliografía: Godenne Willy: “Preliminaires á l´inventaire general des statuettes d´origine malinoise presumes des XV y XVI siécles”, 1958.