Galería Theotokópoulos

VIRGEN VASCO-NAVARRA-RIOJANA - Virgen sedente

ÚLTIMO TERCIO S. XIII
39. Virgen sedente
Escultura en madera dorada y policromada Medidas: 100 cm.

En Navarra, País Vasco y La Rioja, se encuentra un modelo de Vírgenes sedentes con unas características muy particulares. Es un grupo numeroso y homogéneo que oscila entre buena y muy buena calidad, con una unidad tipológica muy clara. En el País Vasco se definen como “Andra Mari”(Nuestra Señora Señora Madre). Son muchos los historiadores que se han ocupado de estas esculturas desde principio del siglo pasado, Weise en 1927, Cook y Gudiol en 1950. Unos años después Randall investiga una escultura de Virgen entronizada de este tipo en The Cloisters de New York, les seguirán Uranga e Iñiguez y actualmente Clara Fernández de Ladreda.

Todos con sus diversas perspectivas, hablan de una unidad tipológica y coinciden que provienen de la zona alavesa y navarra, porque es donde hay una mayor concentración de estas esculturas. Concretamente en Estella, Vitoria y Logroño y que su cronología va del último tercio del siglo XIII a principios del siglo XIV para unos y otros opinan que, entre 1280 y 1350. Las copias populares, se prolongan en el tiempo hasta el siglo XV o posterior. Este mismo modelo y tipología se extiende por Burgos, Palencia, Castilla y llega hasta Andalucía.
C. F. Ladreda las cataloga como Vírgenes del tipo Vasco – Navarro – Riojano, cree que son pleno gótico, y existen desde el último tercio del siglo XIII hasta 1349 aproximadamente, año en que Carlos II de Navarra es proclamado rey. Un reinado lleno de problemas económicos y guerras que no es favorable para la producción artística. Se debieron dejar de producir en esos años. El mayor grupo se encuentra en Estella, Vitoria y Logroño pero también en Guipúzcoa y Vizcaya. Calahorra y La Calzada eran centro de Diócesis a la que pertenecían estas provincias. Todas poseen elementos comunes característicos: la posición frontal apoyando María la mano izquierda en el hombro del Niño y en la derecha un atributo. El Niño girado sobre el regazo de su madre, bendice con la mano derecha y en la izquierda sujeta un libro. Las vestiduras de ambos son una túnica ajustada a la cintura, con correa y ceñidor, un velo corto y anguloso que cae hasta el hombro, escote cerrado con broche y un manto sujetándose con un fiador. El calzado es puntiagudo y el Niño lleva los pies descalzos.
La excepcional calidad de esta Virgen que catalogamos, corresponde a las características muy definidas, de esta tipología del 

último tercio del siglo XIII. Conserva todavía ese espíritu sobrehumano, más acorde con el concepto románico que con los ideales de humanización del gótico. La finura y elegancia de sus rasgos faciales, de muy bellas proporciones, con expresión de misterio en la mirada y esa sonrisa gótica en la madre y el hijo, nos recuerda a las esculturas francesas del primer periodo gótico (Weise opinaba que los primeros modelos, eran franceses) Sus ojos como en todas ellas, son rasgados y almendrados, la nariz es recta, larga y fina que forma un todo con las cejas curvas y refinadas. El cabello largo bajo la toca y la corona cae a ambos lados de la cara y llega hasta los hombros. Su boca es pequeña, los labios delgados con la característica sonrisa insinuada y enigmática, el cuello es cilíndrico recto y largo igual que la forma del rostro que refuerzan la estilización de la figura. Sentada en su trono sostiene a su Hijo sobre la rodilla izquierda apoyando sus piernas giradas sobre el regazo de su madre, mientras ella descansa su mano izquierda en el hombro de su Hijo; con la otra sostiene una flor. Su túnica de talle largo, se ciñe a la cintura con una correa y cierra su escote con un broche. Su manto se sujeta con un fiador muy apuntado y cubre su rodilla derecha con abundante plegado muy anguloso que reposa sobre la izquierda, dejando ver la túnica quebrada y sus zapatos terminados en punta. El Niño viste de igual manera que su madre y sujeta un libro con la mano izquierda mientras bendice con la derecha, que en esta escultura la ha perdido con el paso del tiempo.
Son comparables a ella, la virgen del Monasterio de Santa María del Salvador de Cañas, en la Rioja, las de Los Arcos, Fitero, Arizabaleta, Miranda de Arga, Mendigorria y Berbinzana en Navarra, la de la ermita de San Bartolomé en Angostina y la Virgen de la Esclavitud en la catedral vieja de Vitoria, así como las del museo de la catedral nueva, todas estas últimas en Álava. También la estudiada por Randall en The Cloisters en New York.

Bibliografía referente a este autor: G.Weise: “Spanische plastik aus sieben jahrhunderten”, Reutlingen, 1927. WWS Cook y J. Gudiol: “Pintura e imaginería románicas en Ars Hispaniae”, vol VI, Madrid 1950. R. Randall: ”A Spanish Virgin and Child” The Metropolitan Museum of Art Bulletin, 1954. J.E. Uranga y F. Iñiguez: “Arte Medieval Navarro”, Pamplona 1973. Clara Fernandez de Ladreda: “Imaginería Medieval Mariana en Navarra”, Pamplona, 1988